¡Bienvenidos de nuevo a este vuestro blog, amantes de la buena cocina y de los videojuegos!

Parece que ya ha pasado toda una vida desde la última entrada que subimos a esta nuestra/vuestra bitácora, pero con toda la carga laboral que hemos tenido encima y sumado a todos los quehaceres que se generan por el día a día este último mes se nos ha hecho bastante cuesta arriba.

Aún así, más allá del cansancio acumulado hemos tenido la oportunidad disfrutar de momentos agradables aderezados, como no, por la grata compañía con la que hemos compartido esos pequeños pero agradables instantes y por un corto período de tiempo volver a recordar los buenos momentos vividos que ya no volverán pero que en nuestra memoria estarán ocupando un espacio privilegiado.

Y eso es más o menos lo que recoge el título que hemos tenido la suerte de probar durante el escaso tiempo de juego que hemos podido arañar estos días, el cual evoca una nostalgia profunda a todo aquello relacionado con la ahora mismo sobreexplotada época de los años 80, presentando bastantes referencias a productos relacionados con la cultura y el ocio de esa representativa década.

Precisamente, eso es lo que ha hecho el Studio Koba, un estudio patrio que bajo la publicación de Team 17 nos regaló un título de plataformas con mucho toque de hack and slash y con mucho sabor Metroidvania, derivando de esta forma, tras una gran campaña Kickstarter llegar a muchas de nuestras plataformas preferidas bajo el nombre de Narita Boy.

Una vez iniciada la partida nos vamos a poner en la piel de un joven héroe que, tras ser absorbido por su consola favorita, la Narita One, será trasladado al Reino Digital donde deberá solucionar la corrupción del sistema dentro del código del propio videojuego que estamos jugando (Ni en la peli de Origen, oiga) provocado por un ser denominado Him, líder de los Stallions, es decir, los enemigos que no nos van a poner nada fácil solucionar la papeleta en este mundo compuesto de bits en el que nos encontramos.

Pero más allá del viaje del héroe, en el que nos vamos a ver inmersos, lo que realmente va a hacer que conectemos con la historia del título será tener que ir desbloqueando todos y cada uno de los recuerdos del creador del juego, para conocer de primera mano todo por lo que ha tenido que pasar hasta que su memoria fuese borrada por este cibervillano al uso.

Para ello iremos recorriendo muchas de las localizaciones que componen el mapeado del juego, abriéndonos camino tras enfrentarnos a multitud de enemigos y superar varias de las plataformas que encontraremos en muchas de las fases que lo componen, yendo básicamente de un punto a otro de la pantalla con el objetivo de poder localizar la llave de turno que nos permita poder abrir nuevas puertas para seguir con nuestro avance. Así y bebiendo directamente de la fuente de los metroidvania, más de una vez nos tocará volver a recorrer nuestros propios pasos para localizar la llave necesaria y volver de nuevo al lugar que nos impedía el paso para entrar y avanzar. Esto lejos de antojarse aburrido y/o repetitivo nos hará querer seguir explorando y conociendo a varios de los personajes que aparecerán durante el trayecto. Cada uno de ellos nos revelará que en cada misión nos enfrentaremos a algo que les afecta directamente, encontrándonos de esta guisa bastantes gags y acciones que no harán tan plano el sistema del juego.

Y es también a partir de aquí donde vamos a encontrarnos con uno de los puntos flacos del título, pues vamos a tener que tirar de memoria o de ir apuntando el lugar donde nos veamos ubicados en un principio, ya que no vamos a disponer de un mapa que nos diga nuestra situación en ningún momento, pudiendo provocarnos algo de confusión si no tenemos sentido de la orientación alguno y provocando que tengamos que dar más de una vuelta tonta hasta encontrar de nuevo el punto en concreto al que queríamos llegar desde un principio.

Pero esto va a pasar a ser agua de borrajas una vez nos pongamos a recorrer todos sus escenarios, avanzando y derrotando a cada enemigo que nos aparezca en pantalla gracias al uso de la TecnoEspada, un arma legendaria que además de realizar estocadas mortales también nos dará la posibilidad de pegar tiros a diestro y siniestro tras convertirse en una efectiva escopeta que si además la dejamos cargar durante un corto tiempo lanzará un poderoso rayo desintegrador que borrará a cualquier oponente que nos quiera impedir el paso. De esta manera nos encontraremos con un sistema de combate que lejos de antojarse difícil sí que es verdad que va a ir aumentando su reto a medida que avancemos en la historia, apareciendo enemigos que primeramente harán ataques básicos pero que más tarde irán teniendo nuevas formas de combate que nos pondrán las cosas algo más arduas para resolver los combates.

Cosa que nos va a importar más bien poco pues nosotros también vamos a tener la posibilidad de ir aprendiendo nuevas habilidades que nos permitirán conocer nuevas técnicas que nos servirán tanto a la hora de combatir como para resolver alguno de los algo simples puzles que nos encontraremos en ciertos puntos del juego. De esta forma, pasaremos de realizar un tajo normal y corriente con nuestra fantabulosa espada a poder realizar ataques combinados con salto, estocadas hacia abajo, barridos contra escudo y ,como no, poder realizar esquivas perfectas que nos permitan salvarnos de un ataque de última hora, permitiéndonos conservar nuestra barra de salud que si en algún momento llega a acabarse nos encontraremos con el mensaje de Rest in Force y colocándonos de nuevo en el check point más cercano desde donde encontramos la derrota.

También vamos a poder contar con la ayuda de varios NPC que nos indicarán que poder hacer o como utilizar nuestras habilidades para llegar a completar la misión de turno. Además tendremos la ayuda de los Colegas Legendarios que aparecerán para darnos un power up que nos salvará la papeleta al invocar a los tres o a cualquiera de ellos barriendo la pantalla de cualquier enemigo que se encuentre en ese momento. Eso sí, debemos tener siempre llena las barras de energía, que iremos completado con cada golpe realizado durante nuestros combates. Por lo que deberemos saber en que momento realizarlos para no derrochar esa energía en momentos cruciales, como por ejemplo, los enfrentamientos con los jefes de zona.

Estos, lejos de ofrecernos combates fáciles si que nos van a dar sopas con ondas al menos un par de veces hasta que encontremos el patrón correcto para poder vencerlos. Una vez visto cómo realizan cada uno de sus movimientos y/o ataques, no vamos a tener mucho problema en poder acabar con ellos.

Tras comprobar el sistema de combate vamos a ver que el juego nos presentará una jugabilidad un tanto fluida, patinando en algunas ocasiones a la hora de realizar saltos a plataformas que en ciertos momentos pueden parecer fáciles pero que el personaje hará algún que otro extraño al quedarse de forma estática y dejarnos vendidos a la hora de realizar esa acción o bien a la hora de combatir al realizar alguna de las habilidades que puedan combinarse con saltos o movimientos rápidos como el esquive. Aún así, esto será un problema nimio que no impedirá que disfrutemos totalmente del juego, sobre todo a la hora de encarar los combates o cuando nos toque disfrutar de la exploración del nivel en el que nos encontremos.

Y no solo vamos a poder disfrutar de esto, pues a partir de aquí entran en juego dos grandes puntos que son el motor principal de este título: su sistema visual y sonoro. Sí, siendo un título en 2D nos encontraremos con un pixel art precioso, que va mucho más allá de pixeles gordos en pantalla. Ofrece una grandiosa variedad cromática en varios de sus escenarios, especialmente en los abiertos, destacando muchos de ellos por su luminosidad. Otros escenarios destaca una estética retro futurista o ciberpunk, mientras también se hace eco de esa corrupción que rodea la trama del juego, pasando por sitios en los que vemos ese decaimiento en los escenarios provocados por este mal, bien indicado por neblina o bien por oscurecer la paleta de colores.

Por otro lado, vamos a disfrutar de esa estética retro pues la propia pantalla del juego se va a curvar al incorporar un filtro con toques de monitor CRT, vamos lo que es una tele de tubo de antaño, provocando también que la pantalla vibre y aparezcan efectos borrosos propios de una retransmisión televisiva ochentera o bien de una grabación de un VHS.

No queremos pasar al otro apartado sin destacar todas y cada una de sus animaciones, pues los personajes que nos encontremos durante nuestro avance van a tener una personalidad que derivará en movimientos propios y adaptándose totalmente al escenario en el que se encuentran, tanto a la hora de fusionarse cromáticamente con el entorno como por la acción que tienen que realizar o por la misión en la que nos veamos inmersos. Y si ya contamos cada uno de los bailes que realiza en algunas ocasiones el protagonista en ciertas ocasiones ríete tú de cualquier moonwalk al uso.

Lo que nos lleva a enlazar cualquiera de estos bailes con el aspecto sonoro del título. Más allá de basarse en temas chiptunes ochobiteros, nos encontramos con pistas pasadas por el sintetizador y el buen hacer de Salvador ‘Salvinsky’ Fornieles, dando lugar a temas bastantes rítmicos y que podremos escuchar tanto en momentos de exploración como en combates simples o con los boss de turno. Esto derivará en un sinfín de piezas con toques pop y tecno, siempre con un estilo ochenteros, e incluso algunas con letras, desde la canción de inicio hasta el temazo final que se marca en los créditos. Tampoco vamos a desmerecer los ruidos producidos por los personajes, que representan el idioma cibernético que utilizan para comunicarse con nosotros. Esto se traduce en un texto que aparecerá en pantalla para exponernos lo que nos quieren contar y que nos dejará, en más de una ocasión, patidifusos por la jerga retroinformática que utilizan en esas ocasiones y que nos hará tener que leer en el apartado de misiones que es lo que teníamos que hacer. Aun así y por utilizar todo este argot informático tenemos que decir que el juego tiene una traducción perfecta.

En resumen, un juego que durante unas 10 horas aproximadamente, nos va abrir el baúl de los recuerdos para todos aquellos que hemos nacido y crecido en esa añorada época, que nos va a ofrecer varias referencias basándose y mucho en productos como por ejemplo Tron y Regreso al Futuro y que más allá de conseguir derrotar al villano de turno creciendo como héroes nos encontraremos con un símil del verdadero desarrollo de un videojuego a través de la emotiva historia que recuperaremos al devolver los recuerdos al creador.

Por nuestra parte ya hemos cumplido con la parte del Reino Digital al traeros estas gratas palabras que le hemos dedicado a este juegazo, siendo como siempre decimos, queridos lectores, que seáis vosotros quienes decidáis si lo probáis o no, pero recomendaros encarecidamente que al menos le deis una oportunidad más allá de que no sea vuestro estilo de juego. Porque como bien sabemos, para gustos los colores y al menos tres de ellos los vamos a encontrar en el Tricroma, o la fuerza base del juego que nos dará los poderes para conseguir más habilidades o más bien poder elaborar la receta con la que queremos dar homenaje a este título que tan buenas horas de juego nos ha regalado.

Sin más dilación, vamos a enfundarnos nuestro pixelado delantal, utilizar nuestros utensilios cual TecnoEspada y ponernos manos a la obra para que podáis degustar esta fresca elaboración.

¡Esperemos que os guste! ¡Vamos allá, Narita Boy!

 Tricoma Helado Narita Boy

Ingredientes

-2 Naranjas

-10 Fresas

-1 Mango

-2 Gotas Colorante Alimenticio Azul

-250 Grs Yogurt Natural

-45 Grs Azúcar

-30 Grs Miel

 Elaboración

Primero vamos a exprimir las dos naranjas para obtener el zumo de estas. A continuación, vamos a dividirlo para mezclarlo con los otros ingredientes.

Pelamos y troceamos el mango y vamos a juntarlo con una cucharada de miel (15 grs), otra de azúcar (otros 15 grs), 62,5 grs del yogurt natural (medio yogurt) y 100 ml del zumo de naranja que hemos exprimido antes. Batimos todo en conjunto para obtener la mezcla. Una vez se ha mezclado todo vamos a pasarlo a unos moldes de helado, poniendo esta primera capa.

Introducimos en el congelador y lo dejamos 20 minutos.

A continuación, vamos a proceder a realizar el mismo paso, pero esta vez con las fresas, a las que quitaremos el tallo y mezclaremos con la misma cantidad de ingredientes que la mezcla del mango. Realizamos ahora las mismas pautas, rellenando el molde sobre la capa anterior para ir formando capas de diferentes colores.

Mientras esta segunda capa se va congelando, vamos a realizar la última mezcla. Para ello vamos a utilizar los últimos 125 grs restantes de yogurt con 15 grs de azúcar, añadiendo además cuatro gotas del colorante azul. Mezclamos bien y reservamos.

Cuando la segunda mezcla haya solidificado algo, añadimos esta última e introducimos el palo que acompaña a los moldes o bien utilizar algún palo reciclado de algún helado anterior.

Dejamos congelar durante unas 6-8 horas. Pasado este tiempo, retiramos el helado del molde y solo nos queda disfrutarlo acompañado de unas buenas partidas a este gran juego que es Narita Boy.

Por nuestra parte dicho queda, queridos lectores, esperemos que tanto la receta como el juego haya sido de vuestro total agrado y que en unos días podamos volver a encontrarnos por aquí o por cualquier rincón del Reino Digital.

INSERT COIN

Un gran saludo ¡Nos seguimos leyendo! ¡O también podéis poner el activar el Karaoke y disfrutar del temazo del juego junto con esta rica receta!