¡Bienvenidos de nuevo a este vuestro blog, amantes de la buena cocina y de los videojuegos!

Pues así y casi sin darnos cuentas hemos despachado un verano en el que nos ha dado bastante tiempo a descansar, cambiar de aires, jugar muy pero que muy mucho,cocinar y nuevamente, por circunstancias de la vida volver a parar, por lo que ahora creemos que vamos a tener algo más de tiempo para dedicarle a esta nuestra/vuestra bitácora tanto para mantener la mente distraída como para ir avanzando contenido que tenemos estancando en el ya conocido por muchos ostracismo de nuestro disco duro o como decimos por aquí la vagueza de nuestro perezoso cocinero.

Decimos esto porque la idea de la receta ya lleva postulándose como nuevo post para este blog desde hace más de un año, casi casi justo un verano desde que nos pasamos el juego del que os queremos hablaros hoy y al que como todos aquellos títulos que nos han gustado y marcado le queremos dedicar un plato que haga justicia a las buenas horas de juego que nos ha regalado.

Un título bastante especial, sobre todo para aquellos que como nosotros somos amantes de esos animales tan fascinantes que son los gatos. Y es que allá por el verano de 2022 y por mucho que esta frase suene a una estrofa de una canción de los Estopa, los amiguetes de BlueTwelve Studio nos regalaron una historia muy gatuna a la que gracias a la distribución de Annapurna Interactive conocimos en nuestros sistemas de juego como <<Stray>>.  Un juego que como bien decimos y desde la fecha de su lanzamiento, ha llamado la atención tanto de los videojugadores como de los medios «especializados´´ por su estética única, su narrativa melancólica y su innovador enfoque hacia la jugabilidad a través de los ojos de un carismático felino en cualquier plataforma de juego ya que se publicó en el año de su lanzamiento para las plataformas Windows, PlayStation 4 y PlayStation 5, en agosto de 2023 para Xbox One y Xbox Series X|S, en diciembre de 2023 para macOS y finalmente en Noviembre de este año 2024 se lanzará la versión para Nintendo Switch.

Así de esta manera vamos a conocer la historia de un gatete callejero que tras un desafortunado accidente se verá separado de su familia y encontrándose de esta manera perdido en una ciudad cyberpunk habitada por robots, criaturas mecánicas y una inteligencia artificial algo siniestra con no muy buenas intenciones. La premisa que nos presenta es simple pero efectiva, nuestro objetivo será regresar a nuestra colonia mientras avanzamos por un mundo postapocalíptico, por lo que durante el viaje nos iremos encontrando con diversos personajes robóticos que nos ayudarán a descubrir los secretos y la historia del lugar.

Pero todo este trayecto no lo vamos a hacer solitos ya que al avanzar en los primeros compases de la aventura nos haremos amigos un pequeño dron llamado B-12, que más allá de actuar como vitamina para recuperarnos de una señora resaca este pequeño nos hará las veces de guía a través de las oscuras calles que componen la ciudad en la que nos encontramos.

Y todo esto aderezado con una jugabilidad que se centrará sobre todo en los movimientos naturales que puede realizar el felino para avanzar por los diferentes lugares que componen el mapeado del juego pudiendo realizar un conjunto de acciones propias de estos simpáticos animales que más allá de darle un enfoque tierno y divertido a la hora de realizarlas serán bastante cruciales para avanzar en el juego. El control del gato es sorprendentemente natural ya que los desarrolladores lograron capturar a la perfección los movimientos felinos, haciéndolos fluidos y satisfactorios, sobre todo al realizar la captura de estos gráciles pasos a través de tres de sus gatos reales siendo el gatete naranja Murtaugh la cara visible y la apariencia de su alter ego virtual, Oscar un gato Phynx que fue de gran ayuda a la hora de basarse en realizar digitalmente saltos y carreras y Jun que vino a ser el jefazo de todos los que trabajaban en el desarrollo del juego para asegurarse de que nada saliese mal dirigiendo con zarpa férrea el trabajo diario del equipo.

Teniendo semejantes y profesionales modelos de esta manera vamos a poder correr y saltar entre superficies, aunque bien es cierto que no vamos a tener un control completamente libre sobre los saltos ya que el propio juego nos indicará cuándo y dónde podremos saltar. También vamos a poder trepar paredes, rascar y arañar objetos, maullar y frotarnos contra los robots que habitan este distópico mundo mientras ronroneamos para sacar algo de beneficio ¿O acaso creéis que un gato hace todo eso sin recibir algo a cambio? Estas interacciones serán fundamentales para progresar en la historia, ya que muchos de los robots nos darán pistas, misiones o nos ayudarán a desbloquear nuevos accesos a diferentes áreas.

Cada uno de estos comportamientos no solo añade una capa de autenticidad al personaje, sino que también nos servirán como herramientas en la resolución de puzles y en la exploración teniendo así como resultado una experiencia inmersiva y encantadora a través teniendo un enfoque en la movilidad que nos permitirá experimentar de primera mano pata, el entorno desde una perspectiva única y dando la sensación de estar viendo el mundo a través de los ojos de un verdadero gato.

Pero no todo va a ser de color de rosa ya que no solo vamos a limitarnos a pasear y ya por lo que deberemos tener cuidado con algunos robots infectados similares a parásitos a los que conoceremos como «Zurks» y que intentarán hacernos daño por simplemente ser un ser vivo atacándonos sin miramientos y teniendo que escapar rápidamente para poder seguir adelante. Dicho esto, y por mucho que intentemos liarnos a arañazos con estos seres metálicos no habrá combate directo, lo cual es más desafiante ya que deberemos utilizar de forma bastante inteligente el sigilo en más de una ocasión para evitar a estos enemigos y enfatizando de esta manera la vulnerabilidad de nuestro protagonista.

Pero una vez pasado el susto nos tocará seguir avanzando y para ello deberemos de hacer gala de esa curiosidad que atrae a los felinos a la hora de encontrarse con cosas nuevas mientras exploramos ya que esto será una de las piezas principales del título al desarrollarse este en áreas semiabiertas con entornos detallados e invitando tanto a la curiosidad gatuna como a la humana que está detrás del mando a explorar cada rincón, saltando entre azoteas, escondiéndose en callejones y descubriendo caminos secretos.

Los puzles serán otra parte importante de la jugabilidad. Como hemos recalcado unos párrafos más arriba estos estarán relacionados con la ágil movilidad del gato, requiriendo que para ello nos subamos a sitios altos, empujemos objetos, o interactuemos con ciertos mecanismos. Algunos de estos puzles serán sencillos, pero otros nos obligarán a observar detenidamente el entorno y utilizar las habilidades del felino de manera ingeniosa. También vamos a tener la posibilidad de llevar en nuestra boca objetos fundamentales que nos encontremos para la resolución de algunos de estos acertijos.

Además, con la ayuda del dron B-12, vamos a poder hackear terminales, traducir el idioma de los robots, y manipular dispositivos, lo que añade una capa adicional de complejidad a la jugabilidad. Esta relación entre el gatete y B-12 es esencial, ya que el pequeño robot actuará como mediador entre el felino y el mundo digitalizado en el que se encuentra.

Toda esta combinación en la jugabilidad en la que nos encontraremos como bien hemos dicho con tintes de exploración, resolución de puzles y secuencias de acción hará que esta sea variada y que mantenga la experiencia del juego fresca. Aunque no es un juego largo, ya que vamos a poder completarlo alrededor de 6 a 8 horas, alargando hasta las 10 u 11 si nuestra curiosidad gatuna nos obligue al completarlo al 100% con todos sus secretos y/o trofeos.

Cabe destacar que uno de los aspectos más notables de este juego es su estilo visual. De esta manera y al estar ambientado en una ciudad inspirada en una estética cyberpunk, con luces de neón, callejones oscuros y un ambiente decadente nos presenta una atmósfera desoladora y fascinante, logrando transmitir una sensación de soledad a través de sus escenarios detallados mientras los exploramos y avanzamos.

El nivel de detalle en el diseño del mundo es asombroso. Las zonas son variadas y están llenas de pequeños detalles que, como bien hemos dicho, invitan a la exploración. La elección de colores y la iluminación contribuyen al tono melancólico del juego, y los robots habitantes del mundo tienen una sorprendente profundidad emocional tanto en sus animaciones como a la hora de realizar acciones o interactuar con nuestro protagonista.

Más allá del nivel visual el sonido en «Stray´´ no se queda corto. Su OST, compuesta por Yann van der Cruyssen, combina música electrónica ambiental con temas melancólicos que complementan perfectamente la atmósfera decayente del mundo en el que nos encontramos. Los efectos sonoros son igualmente detallados; desde los maullidos del gato, sus ronroneos, el ruido provocado por los neones alumbrando la ciudad, los zumbidos de las máquinas, etc.… todo contribuye a sumergir al jugador en el juego con tan solo unos pocos ruidos y/o sonidos ambientales.

En resumen, este señor juego es una obra de arte en muchos sentidos. A través de su protagonista único y su mundo distópico, el juego nos ofrece una experiencia diferente y fresca teniendo una parte más tranquila, en los que simplemente vamos a poder explorar y disfrutas del entorno y siendo esta interrumpida ocasionalmente por momentos de tensión y desafío, lo que asegura que el juego nunca se haga repetitivo, regalándonos de esta manera una aventura introspectiva, relajante y a la vez emocionante, que mezcla exploración, sigilo y sobre todo una narrativa conmovedora.

Por ello y como bien decimos siempre, queridos lectores, os invitamos efusivamente a que os pongáis en la piel de este carimástico gatete para poder disfrutar de un juego que verdaderamente os llegará a la patata y más como bien hemos dicho al principio tenéis la suerte de tener en casa a uno de estos adorables bichejos.

Y ahora pues nos toca a nosotros después de disfrutar de una entrañable aventura al traeros una nueva receta con la que poder recargar energías tras mucho saltar, arañar y tirar cosas que nos llamen la atención por el camino como buenos felinos. Más allá del nombre de la receta, debemos recalcar que ningún felino ha sufrido daños para su elaboración, por lo que el parecido de estas galletas de soletilla/pastas que vamos a elaborar solo se parecen en su forma a la lengua de estos animales. ¡Y que no nos enteremos nosotros que nadie le toca un bigote a cualquier michi y/o animal cualquiera!

Dicho esto, vamos a enfundarnos nuestro delantal, pedir permiso a nuestra jefa de cocina de nuestro hogar y ponernos patas a la obra para elaborar esta michiciosa receta.

¡Esperemos que sea de vuestro total agrado….

PRESSTARTCOOK

Lenguas «Stray´´

Ingredientes

-125 Grs. Mantequilla

-125 Grs Azúcar Glass                     

-125Grs Harina floja

-1 Huevo

-13 ML Leche

–100 Grs Chocolate para Fundir

Proceso de Elaboración

Lo primero que vamos a hacer será mezclar bien el azúcar y la mantequilla. A continuación, y una vez integrados bien los dos ingredientes vamos a añadir el huevo y la leche removiendo con la ayuda de una varilla.

En este punto vamos a añadir la harina previamente tamizada y lo vamos a mezclar todo bien.

Una vez obtengamos la masa vamos a pasarla a una manga pastelera en la que pondremos una boquilla lisa. Preparamos una bandeja de horno con papel de hornear extendiendo pequeñas porciones de forma alargada.

Precalentamos el horno a 200ºC y una vez vayamos a introducir las lenguas bajaremos la temperatura a 180ºC dejando hornear durante 10-12 minutos hasta que veamos que adquieren un ligero color tostado.

Mientras se van horneando vamos a fundir el chocolate al baño maría. Para ello vamos a colocar un cazo con agua al fuego hasta que llegue a hervir. Encima de este y con mucho cuidado de no quemarnos vamos a poner un bol u otro cazo con el chocolate hasta que este se vaya deshaciendo. Una vez lo obtengamos lo retiramos del fuego.

Ahora vamos a realizar un cornette con un papel, bien con un folio o con papel de hornear y lo vamos a rellenar con el chocolate.

Sacamos las lenguas del horno y dejamos enfriar un rato. Cuando estén frías vamos a decorar unas con filigranas con el cornette que rellenamos con chocolate.

Si somos muy manitas y somos fans acérrimos de Art Attack vamos a imprimir el logo del juego y con la ayuda de unas tijeras vamos a recortarlo. Ahora lo vamos a poner encima de un plato y vamos a espolvorear azúcar glass por encima. Retiramos la plantilla y nos quedará el dibujo del logo en el plato.

Ahora solo nos queda servirlas y disfrutarlas durantes estos ya fríos días de invierno junto con una buena bebida calentita y como no una gran partida a este recomendable juego que nos ha facilitado la entrada de hoy.

Nosotros sin más, queridos lectores nos despedimos hasta la siguiente (¿Y terrorífica?) entrada esperando que esta haya sido de vuestro total agrado.

¡Nos seguimos leyendo sin falta! Un abrazote.

INSERT COIN.